sábado, 3 de mayo de 2014

“Esta es la nueva escuela/esta es la nueva casa/casa/escuela nueva… (Bis)”. Todo era mentira.

Por. Alejandro Palomino.

                                    La violencia engendra violencia.
                                            La mentira, destruye.
 En el verano de 1976 varios grupos de niños del barrio Colón de Centro Habana, nos fuimos a estudiar y a trabajar para la otrora Isla de Pinos bajo los acordes y melodías de aquellas hermosas canciones del “Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC”.
Teníamos apenas doce años de edad y recién habíamos terminado los estudios de la educación primaria. Hoy no recuerdo con exactitud todos los detalles iníciales de aquel siniestro episodio que aceleró nuestra infancia y adolescencia.
Repaso que al terminar el curso escolar del sexto grado, nuestros padres fueron citados a una ‘reunión urgente’ en la escuela de turno y allí llenaron (o firmaron) unas planillas de rigor para que- bajo su conformidad y autorización- sus hijos se incorporaran al proyecto Socio/laboral/Educativo definido como “La Nueva Escuela” en donde, sin lugar a dudas, nos “formaríamos” como el “Hombre Nuevo” que necesitaba el agudo proceso revolucionario cubano.
Entonces, a la voz de mando, con maleta de madera en ristre y vestiditos y peinaditos como se ve en las fotos en blanco y negro de la década del setenta, estábamos haciendo fila bajo el sol de agosto en la explanada del viejo espigón del puerto de Batabanó al sur de La Habana. Íbamos cantando “Esta es la nueva escuela/esta es la nueva casa/casa/escuela nueva…”.
En los cargueros mercantes “Palma Soriano” y “Jibacoa” la travesía marítima duraba de seis a ocho horas hasta Nueva Gerona, según la carga, las condiciones del tiempo y las reglas para la navegación.
En el “Comandante Pinares” o el “Isla de la Juventud” (de pasajeros ambos) el viaje era un poquito más rápido pero no por ello los mareos y los vómitos disminuían.
Desde la ventanilla de la guagua el diseño arquitectónico “Girón” de las ESBEC y los IPUEC (las “Nuevas Escuelas”)- constituidas por tres bloques o edificios de desiguales dimensiones y de acuerdo a sus utilidades- adornaban, como punticos blancos en la lejanía el organizado paisaje verde conformado por citrícolas surcos y regias cortinas de pino, las afueras de Gerona.
Los regadíos por aspersión bañaban constantemente los arbustos francamente enyerbados pero bien cargados de toronjas, naranjas y limones. Faena dura de chapeo y recolección la que nos esperaba debajo de las santanillas.
Por amor estamos haciendo/…/para por amor seguir trabajando/…/Que nadie interrumpa el ritmo/queremos amar en paz/para decir en un grito/ ¡Cuba va!/ ¡Cuba va/ (Bis)- estrofa de otra memorable, triunfalista y estandarte canción del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC.   
Unos niños nos quedamos en “Protesta de Baragua”, otros en “Micaela Labastida”; algunos continuaron hasta la “19 de Abril” o “Vanguardia de La Habana” y así nos fueron ‘despachando’ de Escuela Nueva en Nueva Escuela a lo largo y ancho de toda la Isla de Pinos de 1976.
Entregados los expedientes escolares fuimos conducidos en fila india hacia  la Plaza de Formación ubicada entre el edificio docente y los dormitorios. El severo discurso del director de la escuela- de albúmina formación “Makarenka”- no se hizo esperar. Entendidos los “puntos sobre las íes” comenzamos por las mañanas a recolectar toronjas con fines de exportación y a recibir clases por las tardes para convertirnos en verdaderos “Hombres Nuevos” como lo necesitaba la revolución. 
Un horario estricto y riguroso para cada actividad a desarrollar. La Diana para el despertar se produce a las 6.00am y para el descanso a las 10.00 de la noche. 16 horas de continuas y duras acciones durante 25 días al mes por 3 de Pase o Permiso para visitar a nuestras familias.
Nuestra estancia en La Isla estaba planteada para 6 largos años entre los estudios de la enseñanza secundaria y preuniversitaria. Ingresamos con 12 a la “Nueva Escuela” y nos graduaríamos como “Hombres Nuevos” a los 18 años. Todo era cuestión de tiempo. “Esas canciones no mienten, compadre”- aclarábamos.    
La cantidad de aspirantes a “Hombres Nuevos” alcanzaba la astronómica cifra de 600 estudiantes por escuela y rara vez en el desayuno alcanzaba la leche para todos los niños. El menú del almuerzo y la comida gravita reiteradamente en Harina de maíz bien caliente, Chicharos aguaos y Sardinas en conserva (de la lata), todo servido en irregulares bandejas de calamina.
El piso del comedor es resbaladizo e intratable. Fácilmente podías llegar a tu mesa después de una estrepitosa caída y sin los preciados alimentos.  Pero todo era cuestión de Adaptarse a las Dificultades.
“Hay que adaptarse a las dificultades”- repetía insistente el profesor de ‘Vida Interna’.  
Un especial momento de cada jornada consistía en que para comenzar y cerrar cualquier actividad era obligatorio decir a coro un slogan triunfalista desde la regular formación por grupos y henchida actitud militar.
“Solo los cristales se rajan, los hombres mueren de pie” o “Los hombres mueren, el Partido es inmortal”, eran más bien los lemas habituales que iniciaban y daban por concluidas las desiguales y difíciles tareas a vencer. 
Recordemos que en 1975 se había celebrado con éxito el Primer Congreso de Partido Comunista de Cuba pero entre sus acuerdos nunca figuró el lineamiento de que al comedor de una ESBEC no tenías acceso si no decías el LEMA desde la Plaza de Formación.
Por último, en el dormitorio el compromiso de mantener el orden disciplinario recae en los hombros de tres niños: el Jefe de Albergue, su segundo al mando y el Jefe de limpieza. Todos designados por la Dirección de la “Nueva Escuela/Nueva Casa”.
Ellos también son estudiantes/aspirantes a “Hombres Nuevos”, pero… han llegado aquí con serios problemas de conducta y proclives a la delincuencia. Víctimas de las más perturbadoras manifestaciones de violencia familiar y social, muy agresivos.
Nacidos y crecidos en los círculos más hostiles de los ruedos marginales y marginados por la sociedad de un país en pleno escenario de crisis económica y de no pocos valores éticos corriendo la misma suerte.
El sistema de comportamiento en los dormitorios y otros espacios de la institución se porta tan carcelario como a la vieja usanza de las prisiones de aislamiento. Se vuelven comunes y familiares las golpizas y los abusos. Los atropellos cobran presencia en los rostros amoratados y los escuálidos cuerpos de los más indefensos. La cacería es infernal entre las literas y de cubículos a cubículos. 
Muchas veces los niños blancos son golpeados, ultrajados y perseguidos por otros niños negros y viceversa. Debido al acoso y el maltrato, los más indefensos prefieren dormir en las mesas de las aulas del edificio docente o incluso, en los peligrosos aleros de la instalación en el intento de burlar la asechanza y evitar las palizas.
Con frecuencia les roban el colchón, la sábana; les prenden candela en los pies mientras duermen o les revientan una bofetada en pleno descanso nocturno y no pueden trasmitir la queja porque eso puede ser peor para ellos. “¿Será mentira lo del ‘hombre nuevo’ y la ‘nueva escuela’?- nos preguntábamos continuamente. “Hay que adaptarse a las dificultades”- repetía el ‘Vida Interna’ y el tiempo seguía pasando factura.
 Nadie le pone coto al desatino, la torpeza, la discriminación racial o la animadversión. Los desprecios y las iniquidades son permanentes y todo sucede como si el profesorado no tuviera ‘jurisdicción’ en los albergues. Hacen caso omiso y la vista gorda de lo que allí ocurre.
Los auto/robos amañados y ejecutados por los propios ‘niños jefes’ sobre sus pertenencias, implican para los demás largos castigos de formaciones en posición inmóvil (¡FIRMES!) hasta altas horas de la madrugada y con el cuerpo desnudo a la intemperie. Mientras dura la penitencia uno de los jefes golpea con un cinturón las espaldas y los glúteos de los muchachos colocados en hilera.
Se pierde la noción del tiempo en “La nueva escuela/nueva casa” y los niños de entonces, ya no éramos los mismos. Aprobada la Nueva Plataforma Programática del Partido, Isla de Pinos cambia su nombre por: “Municipio Especial Isla de la Juventud” y en La Habana se celebra a todo bombo y platillo el “XI Festival Internacional de la Juventud y los Estudiantes”.
Una mañana absurda de la “Nueva Escuela” un niño agrede a otro con un machete y le troza en pedazos el muslo derecho. Ese mismo día aparece debajo de una litera una maleta de madera con tres pistolas escondidas y aunque ‘el hallazgo’ es reportado no pasa nada.
Dos chicas de 14 años son expulsadas deshonrosa y públicamente del centro escolar por haberse besado en los labios y otras tres de la misma edad están embarazadas del profesor de química. Mientras, un destacado profesor de Astronomía es expulsado del sector por homosexual.
Una alarma tardía por el engaño se dispara entre los padres de muchos niños.              
Los ‘inadaptados’ se marchan de las casi totalmente destruidas, saqueadas y empantanadas “Nuevas Escuelas”. Eso a riesgo de que les ‘manchen’ el expediente escolar y les marquen oficialmente como “Rajados”- una condición que NO les permitirá continuar sus estudios en una escuela secundaria urbana.
Entre los que se quedan se establece el ‘Pandillaje’ como cotidiano modo de vida y ‘Peñas en Tropel’ de estudiantes/aspirantes a la sublime pero muy rara condición de “Hombres Nuevos”. La violencia en el perímetro puede llegar a superar las múltiples visiones estereotipadas existentes sobre el tema. En el lance pandillero cumplimos 18 años.
Todo era mentira.
El despojo, el fraude académico, los maltratos, las sustracciones, las golpizas, el estimulado ejercicio de la chivatería y las encerronas a boca de jarro dejaron profundas heridas en la memoria de todos los que una vez habíamos anhelado convertirnos en indiscutibles “Hombres Nuevos” en aquellas blancas “Nuevas Escuelas/Nuevas Casas”. Un Proyecto convertido en una autentica Pesadilla. “Esas canciones son una mierda, asere”- concluimos. 
Una infame mentira.
El destino de muchos de nosotros como Hombres Modernos ha sido dudoso. Varios se fueron de Cuba por el puerto del Mariel en abril de 1980. Otros lo hicieron en rústicas embarcaciones detrás de la explosión social desatada en La Habana en agosto de 1994. No pocos habían muerto en la guerra de Angola.
Algunos no salieron jamás de las prisiones habaneras. Un grupo significativo ‘se busca la vida’ en el mercado negro y los más afortunados sacamos fuerzas de flaquezas cumpliendo 3 años en el ejercito militar para poder realizar después estudios universitarios buscando crear y desplegar una familia sin traumas en el país que nos vio nacer. 
Esos niños cubanos de 1976 hemos llegado a los 50 años de vida.
¿Alguien quiere continuar mintiéndonos?
 
La Habana, 4 de abril de 2014.      

“El día ‘atravesao’ de la semana”

 
Por. Alejandro Palomino.
 
La embajada de España en Cuba ha tenido la cortesía de invitarnos al siguiente encuentro: 
 
En nombre de Pablo Platas, Consejero Cultural, y del Embajador de España, Francisco Montalbán Carrasco, le estamos invitando al próximo “Jueves de la Embajada”, que tendrá lugar el jueves 10 de abril a las 5:00 pm y que en esta ocasión estará dedicado al deporte como rama de la cultura.
Los protagonistas de la tarde serán el  Premio Príncipe de Asturias en Deportes de 1993 y recordista mundial, Javier Sotomayor, y Mireya Luis, la capitana del legendario equipo de voleibol, calificado por la prensa especializada como las Espectaculares Morenas del Caribe, campeonas olímpicas  en 1992, 1996 y 2000, entre otros muchos galardones…  
Embajada de España en Cuba. Cárcel No. 51 esquina a Zulueta. La Habana Vieja.
Entrada por la puerta principal, de 4:15 a 5:00 pm.
Mucho agradeceríamos poder contar con su presencia.
 
Si cruzas el túnel de la bahía y te paras de frente a la ciudad desde la Fortaleza del Morro, podrás observar la singularidad arquitectónica que constituye en ese entorno citadino el edificio donde radica la embajada española: el Parque de Las Almendras, el Parque de Los Enamorados, el otrora Palacio Presidencial con su fabulosa cúpula a la manera de Brunelleschi, el Paseo del Prado con los soberbios leones, las imponentes ruinas de lo que fue la “Tasca Española” y otras muchas obras emblemáticas de la capital cubana como El Castillo de la Fuerza y el antológico parque circular Máximo Gómez con la estatua del Generalísimo montado en su caballo.
 
En ese panorama viví toda mi infancia y adolescencia mientras fui un muchacho del barrio de Colón. En mi crónica “Del musical a ‘La Tasca’ hay solo siete cuadras” le hago mis fieles honores a ese distinguido pedazo de la geografía habanera. Con sonados recuerdos y la imagen imperecedera de mi madre, llegué a la embajada a las 4: 45 pm.
 
No fui solo. Nora, Yoa, Kelvyn, Enrique, David y Ailyn también estaban invitados.
 
En la puerta de la embajada una atentísima señora nos invitó a pasar inmediatamente. Subimos la espaciosa y barroca escalera y en una tarja de bronce ubicada en un descanso se puede leer que el edificio fue declarado como Sede Diplomática de España en Cuba en 1984 bajo la presidencia del excelentísimo Sr Felipe González.
 
Era muy interesante la ascensión. Los muchachos del grupo iban soltando una risita nerviosa, cómplice, porque en “un abrir y cerrar de ojos” estábamos pisando territorio español sin atravesar el atlántico. Nos ofrecen otra cálida bienvenida en el ¿tercer piso? y nos invitan a sentarnos en las sillas que dicen “Reservado”.
 
De lujo todo y la risita continuaba. “Los cubanos son un peligro en España”- me decía siempre medio en broma, medio en serio Oscar en Barcelona. “Los independentistas del siglo XIX cubano pensaban lo contrario”- le soltaba yo más en serio que en broma.
 
Después que pasamos por debajo de una varilla colocada a una altura de 2. 45 metros, me senté junto a Nora en el extremo de la tercera fila de una muy bien dispuesta y enorme platea creada para la ocasión en un corredor.
 
Cuando Mireya y Javier avanzaron por el amplio pasillo hacia el estrado, venían saludando llanamente al auditorio. Antes ya habíamos repasado en una pantalla muchas de las imágenes de sus hazañas deportivas y otras- inéditas para nosotros- de la ceremonia de entrega del codiciado Premio “Príncipe de Asturias” a Javier Sotomayor en 1993.
En Salamanca las Palabras de Elogio del Príncipe Felipe rendían tributo a todo el pueblo de Cuba a través de la figura de Javier.
 
El moderador introduce el dialogo y comienza el intercambio con dos de las figuras más sobresalientes del deporte cubano de todos los tiempos. Sin las páginas de gloria que escribieron Mireya Luis y Javier Sotomayor, el Movimiento Deportivo Cubano no palparía de igual manera el alcance y el significado de todos sus triunfos en el pasado siglo XX.
 
Ellos comienzan hablando de la psicología como ciencia aplicada al deporte y de su vital importancia en los procesos de preparación y entrenamiento para asumir, a pesar de los pesares, los más difíciles compromisos deportivos. Pienso en las diferencias y las ventajas que tiene en ese sentido la psicología en función del deporte con respecto al teatro.
Javier mira y valora el pasado a través de la figura de su entrenador Jose Godoy, y Mireya le ofrece todos los respetos y triunfos al maestro Eugenio George, declarado por la Federación Internacional de Voleibol como el “Entrenador del siglo XX”. Señalan con énfasis la importancia de haber tenido un maestro en la vida. Recuerdo a Vicente.
 
Ambos están de acuerdo con las nuevas disposiciones adoptadas por el gobierno cubano sobre los nuevos tridentes salariales para los deportistas de alto rendimiento y sus participaciones en clubes foráneos mediante contrataciones y acuerdos con el INDER. Un paso novedoso que, supuestamente, disminuiría las deserciones hacia el deporte rentado y resolvería cierto estancamiento en su proyección actual.
 
“Hay que negociar con mucho cuidado esos movimientos. Porque tampoco se trata de que un atleta cubano no pueda representar a Cuba en competencias internacionales de alto nivel por exigencias del Club al que pertenece. Pero de que estas medidas vienen a fortalecer y estimular a los atletas y al movimiento deportivo cubano, de eso no cabe la menor duda”- coinciden en sus apreciaciones.    
 
Un señor del público le pregunta a Javier si es cierto que siempre lleva consigo una virgencita de La Caridad, la santa patrona de Cuba. Javier sonríe mientras busca en su cartera la imagen de la Virgen que siempre le acompaña, no la encuentra pero es como si la hubiéramos visto. Mireya suelta una risita cómplice como la de nosotros cuando veníamos subiendo la celebrada escalera.
 
El cuento de la bronca con las brasileñas en las olimpiadas de Sídney 2000, no se hizo esperar. Todo empezó cuando las auriverdes- en la estrategia de distanciar a sus rivales cubanas durante la magna cita- les negaron el saludo a las “Morenas del Caribe”. “Habíamos descubierto una peluquería para mujeres negras de pelo malo y todas fuimos allí y nos pusimos trenzas de mil colores”- dice Mireya. “Queríamos que ellas (las brasileñas) nos halagaran pero nada de eso”.
 
De la peluquería a la cancha ante el asombro de sus millones de seguidores. ¡Preciosas estaban las negras cubanas! Perdieron el primer partido contra la selección brasilera en la fase clasificatoria y Eugenio les ordenó que se despeinaran y se quitaran las trenzas esas.
 
Llegaron a la discusión del oro versus las inspiradas brasileras. Comenzaron las ofensas de un lado hacia el otro de la cancha net por medio y el marcador caminando. El árbitro del encuentro llamó en privado a Mireya y le exigió disciplina como capitana del sexteto cubano. Mireya se reunió con las muchachas en el centro del tabloncillo y les dijo que el árbitro le había pedido que continuaran las ofensas.
 
Al término del partido la bronca continúo en los camerinos a puertas cerradas. La policía tuvo que intervenir. Cuba subió a lo más alto del podio olímpico y de eternas rivales pasaron a ser las mejores amigas de aquella fabulosa selección de voleibol brasileña que sembró la semilla del número uno que hoy ocupan en el ranking mundial.
 
La risa de Javier es muy contagiosa. “Es posible que haya querido excluir algún que otro momento doloroso de mi carrera deportiva”- responde a otra pregunta. “Por ejemplo, cuando sufrí la acusación ante el COI por consumo de cocaína y mi record mundial cayó en peligro”. “Pero lo importante es persistir y estar sereno ante las adversidades”- asegura El Soto y sigue riendo.
 
“Soy fanático del Real Madrid, no lo niego. Igual soy fanático al equipo de pelota de Matanzas”. Hace una pausa breve. “Aunque en los últimos años, tengo que reconocerlo, voy mas a España que a mi pueblo Limonar”- confiesa Javier. “Me encantaría que mi record del mundo (el 2. 45 metros en salto de altura) durara otros 20 años más, pero he visto a algunos atletas capaces de romperlo. Mi sueño es poder crear un evento competitivo en Cuba solo para esa disciplina”- comenta.
 
“Quizás me pase lo mismo que a Serguei Bubka que le acaban de romper su mítico record en salto con garrocha en una competencia que el mismo organizó y costeó”- dice Sotomayor dibujando otra sonrisa. “Pero me gustaría correr el riesgo”. “Durante mucho tiempo mi hijo me preguntaba que si yo era el ‘Príncipe de las Alturas’, entonces, quién era el Rey”.- concluye.
 
La velada termina y nadie lamenta las casi dos horas de intercambio con Javier y Mireya. Se levantan de sus asientos detrás de un largo y sostenido aplauso. Bajan del estrado y se mezclan con elegancia y entusiasmo entre la gente del público. De carrera se distinguen en las fotos.
Fue una tarde esplendida. Repleta de emociones. Bajamos la escalera y ‘regresamos’ a Cuba y a nuestros problemas más urgentes.
 
En España varias veces escuché decir que el día atravesao’ de la semana era el Jueves y no el Miércoles. Por lo menos ayer, esa “tesis” no se cumplió. Gracias a “Jueves de la Embajada” por la invitación.
 
La Habana, abril de 2014.

viernes, 2 de mayo de 2014

"Del Realismo Mágico a lo Real Maravilloso”

Por. Alejandro Palomino.
La foto de mi hijo con Formell.
“Morirse es más difícil de lo que uno cree”. Escribió Gabriel García Márquez en “Cien años de soledad”, esa obra maestra del Realismo Mágico que prácticamente agotó casi todos los recursos expresivos del estilo en los ‘tempranos’ setenta del siglo pasado, según la edad de “Los Van Van”.
 
Y lo que pasa es que aun la realidad latino/caribeña no se puede concebir sin aceptar que somos y estamos hechos a la medida del Realismo Mágico- o también si uno lo prefiere de Lo Real Maravilloso Carpenteriano- en “El Reino de este mundo”. ¿O será al revés?
 
En ese sentido pudiera pensarse de forma arriesgada que ser escritor es muy fácil en América Latina porque la realidad siempre es superior a la ficción literaria.
 
En los últimos días de este año la muerte se ha llevado a tres de los más grandes artistas de la música caribeña cual si de los Buendías en su Macondo se tratara. Por si fuera poco también le ha tocado morir al Gabo no sin antes decir que “Lo más malo de la muerte es que es para siempre”.
 
En un abrir y cerrar de ojos han muerto el puertorriqueño Cheo Feliciano, la dominicana Sonia Silvestre y el cubano Juan Formell, fundador y líder de la proverbial orquesta “Los Van Van”. Tres verdaderas leyendas del pentagrama musical caribeño.
 
La noticia de la muerte de Juan Formell llegó inesperadamente en la noche de ayer Primero de Mayo cuando todo parecía indicar que después de los resúmenes realizados por el desfile de los trabajadores ya no había otra nota más importante que transmitir al pueblo cubano. Una situación dramática muy extraña invadió los hogares de la Isla mientras el locutor del noticiero ofrecía con voz grave la mala nueva.
 
Paralizados nos quedamos todos los “Vanvaneros”. Este último tema de Formell no se puede bailar. Ha caído una columna de la música cubana dejando tras de sí una profunda afonía. El autor de “El buey cansado” y otros tantos ‘Temas/Crónicas’ de nuestra realidad criolla se ha marchado apenas sin despedirse, como suele ocurrir dentro de “Lo real maravilloso”.
 
Conocí a Formell personalmente en La Isla de la Juventud en un contexto que nos marcó para toda la vida a los que por allí pasamos. Su hijo Juan Carlos estudiaba en el mismo IPUEC que yo. Ya el muchacho era un guitarrista tremendo pero muy lejos estaba de pertenecer a la polémica banda neoyorkina “Danny Rojo & Sing Are” en donde hace unos años mostraría todo su potencial y herencia changuicera.
 
A aquel “Miércoles de Recreación” de 1980 de La Isla, llegó Formell con “Los Van Van” e invitó a subir al escenario a su hijo Juan Carlos para que ‘hiciera’ la guitarra en el difícil tema “Tal vez” que encumbrara la señora sentimiento Elena Burke.
 
Después de aquel inolvidable concierto en la plaza de formación, los amigos de Juan Carlos conversamos largo y tendido con Formell comiendo galleticas con leche condensada hasta el mismísimo “Chirrín Chirrían” de la noche. El maestro se despidió diciendo/cantando “Hasta la semana que viene”. Una promesa que no pudo cumplir.
 
Pero “Los Van Van” van y vienen siempre con la misma sabrosura y me “topé” otra vez con Formell en el ISA de mis tiempos de estudiante de la facultad de artes escénicas. Allí le recordé el concierto en “Vanguardia de La Habana” de La Isla y mi amistad con su hijo Juan Carlos. Se puso tan contento de que yo recordara aquella vieja historia que hasta me complació con “La sandunguera”, el clásico del Long Play “Por encima del nivel”, el mismo que rompiera “el embrujo” de que “Los Van Van” no eran De La Gran Escena.
 
Y la última vez que vi “en vivo y a todo color” al director de “Los Van Van” fue en el estadio Latinoamericano durante un choque entre los Industriales y Santiago de Cuba. Yo estaba sentado en la fila de atrás de Formell y a unos seis o siete asientos de distancia a su derecha. Pero en el estadio lo del Realismo Mágico o Lo Real Maravilloso si es totalmente apoteósico y ni siquiera intenté saludarlo.
 
Los entre innings no le alcanzaron para dedicar autógrafos y hacerse fotos con los aficionados de uno y otro bando a pesar de que Formell era (es) industrialista. Aquella tarde Industriales cayó ante su sempiterno rival pero mi lamento al final del partido consistía en no tener una foto con el maestro en aquel jolgorio inenarrable.
 
Pero anoche y casi junto al termino de la inesperada noticia de su muerte, mi hijo Yoan dice: “Yo tengo una foto con Formell”. Me quedé perplejo. En una de sus habituales labores como camarógrafo del ICRT, Yoan se retrató con Formell y toda la poesía que de su sonrisa emanaba.
 
Con esa sonrisa de “Daleeeee/con el corazón/muévete/muévete/eheh/ te recordaremos Juan Formell todos los cubanos Reales, Maravillosos y sobre todo los cubanos Mágicos.
Gracias Yoan por tu magia fotográfica.
Mi pésame para ti estés donde estés, amigo Juan Carlos. 
 
La Habana, mayo de 2014.